Diseñadores gráficos españoles: legado, identidad y aprendizaje desde el estudio

En Pixelarte hemos crecido mirando, aprendiendo y, sobre todo, escuchando a los grandes diseñadores gráficos españoles. Han marcado el rumbo del branding y la comunicación visual en nuestro país y, de una u otra forma, están en el ADN de nuestro estudio: en cómo pensamos una identidad, en cómo jerarquizamos la tipografía o en cómo conectamos estrategia y forma. Con muchos hemos coincidido asistiendo a sus conferencias; Con otros, como Ricardo Rousselot hemos tenido la fortuna de asistir a talleres que han impartido o compartir una conversación. En el caso de Josep Maria Mir, en particular, le tenemos un aprecio especial y una amistad sincera. Con él hemos compartido mesa y anécdotas en múltiples ocasiones y nos ha regalado conversaciones que hoy siguen iluminando nuestro trabajo.
Más que una lista, lo que sigue es un agradecimiento: una selección de maestras y maestros cuyo legado nos ayuda a diseñar marcas útiles, memorables y honestas.
Josep Maria Mir (1951) — Summa Branding
Mir es sinónimo de estrategia y síntesis visual. Desde Summa ha liderado proyectos de identidad para grandes corporaciones y medios, con trabajos reconocibles para RTVE, Telecinco, Ferrovial o Banca March. Su enfoque une pensamiento de marca, arquitectura de portafolio y un sistema visual sólido que perdura en el tiempo. Para nosotros, es una referencia directa en cómo alinear negocio y diseño.





Ricardo Rousselot (1936) — RousselotGrupoErre
Maestro de la letra hecha a mano, su trazo ha dado forma a logotipos icónicos y revitalizaciones tipográficas. Entre sus trabajos más conocidos figuran La Vanguardia (redibujo del logotipo), Casa Tarradellas, Donuts o Smoking. Rousselot demostró que la caligrafía puede ser la columna vertebral de una marca popular, cercana y memorable, algo que seguimos aplicando cuando una personalidad tipográfica debe liderar el sistema visual.



Cruz Novillo (1936) — Cruz más Cruz
La historia del diseño institucional en España no se entiende sin él. Firmó identidades que forman parte del imaginario colectivo: Correos, PSOE (mano y rosa), Renfe, Repsol o Tesoro Público, entre otras. Su obra ejemplifica la fuerza del símbolo como contrato social: claro, cívico y duradero. De él aprendimos que un buen signo es útil antes que bonito, y que su potencia está en la economía de recursos.



Óscar Mariné (1951) — Oscar Mariné
Director de arte y comunicador visual con mayúsculas. Su trabajo transita del cartel de cine al universo de marca con una personalidad inconfundible. Son emblemáticos sus carteles para películas de Pedro Almodóvar y Álex de la Iglesia, además de colaboraciones con Camper, Loewe o Absolut Vodka. Mariné nos recuerda que la voz de una marca también se compone de tono, ritmo y cultura popular.


América Sánchez (1939) — Wikipedia
Figura clave en Barcelona, combinó fotografía, ilustración y tipografía con una elegancia única. Entre sus contribuciones destacan trabajos para el Museu Picasso, la identidad de la tienda Vinçon y diseños para publicaciones como El Víbora y Ajoblanco. Su legado nos enseñó a vincular sistema y carácter: la funcionalidad editorial puede convivir con una expresividad reconocible.


Mario Eskenazi (1940) — Mario Eskenazi Studio
Minimalismo cálido, tipografía al mando y geometría útil. Su lenguaje ha dado identidad a organizaciones y servicios con enorme exposición pública. Icono de su portfolio es Banc Sabadell —un caso modélico de coherencia, modularidad y longevidad—, además de trabajos para instituciones culturales y servicios urbanos. Eskenazi prueba que la claridad también emociona y convierte.



Alberto Corazón (1942) — Alberto Corazón
Artista y diseñador, tendió puentes entre lo institucional y lo popular. Creó identidades para organismos y ámbitos culturales como el Ministerio de Cultura, Biblioteca Nacional, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o Espasa. Su visión integraba arte, sociología y semiótica: cada signo debía “explicar” la institución que representaba. Nos inspira a pensar la marca como servicio público: inteligible, abierto y humano.


Qué nos piden las marcas y administraciones
Cuando estudiamos el legado de estos diseñadores gráficos españoles, encontramos patrones que siguen vigentes en cada proyecto que afrontamos:
– Estrategia antes que estética. La forma sin propósito se agota; la forma con sentido perdura.
– Tipografía como voz. Una letra bien elegida (o dibujada) articula tono, ritmo y carácter.
– Simplicidad con intención. Eliminar ruido para reforzar el mensaje.
– Sistema y consistencia. Las identidades que crecen necesitan reglas claras para ser libres.
– Cultura y contexto. Las marcas funcionan cuando saben dialogar con su tiempo y su lugar.
De todos ellos heredamos una forma de trabajar: escuchar, simplificar y sistematizar. Su ejemplo nos guarda de la ornamentación vacía y nos orienta hacia lo esencial: estrategia, tipografía, retícula, símbolo, tono y consistencia en cada punto de contacto. En Pixelarte aplicamos esa mirada para convertir objetivos de negocio en sistemas de marca que se entienden y se usan.
Por qué este legado sigue importando
Porque hoy, más que nunca, las marcas compiten por atención y confianza. Los pioneros del diseño en España nos enseñaron que la diferencia no se improvisa: se diseña con método, criterio y cultura visual. Su obra es un recordatorio permanente de que una buena identidad no envejece, evoluciona.
Y sí, seguimos yendo a conferencias, revisando sus catálogos de proyectos y estudiando su trabajo. Porque el mejor homenaje a estos referentes no es citarlos: es diseñar con el mismo rigor y respeto que lo han hecho ellos.